Emérita Morales Ecca conoce la universidad casi desde sus inicios. Hoy, luego de 40 años de incansable y dedicada labor, se jubila. Se va con la satisfacción del deber cumplido y con proyectos por desarrollar.
Por Koko Zavala. 13 junio, 2019.Aunque los especialistas concluyen que la jubilación es uno de los momentos de transición más importante en la vida de una persona, con características de oportunidad y desorientación, para Emérita Morales las cosas están clara y nos dice: “No tengo ningún sentimiento de tristeza, me voy feliz y, sobre todo, agradecida con la Universidad de Piura, porque aquí desarrollé toda mi vida académica y profesional. He conocido gente muy valiosa, cuyos ejemplos de vida me han servido mucho, pues se basan en las enseñanzas de San Josemaría Escrivá. Me voy fortalecida”, subraya.
Estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, allá por el año 1974, Emérita frecuentaba el Centro Cultural Altozano, donde recibía clases de la doctora Isabel Gálvez, entre otras destacadas profesoras de entonces. Culminados sus estudios, a invitación de la profesora Inés Ferraro, comienza a trabajar en la UDEP, donde, ella dice: “hacíamos de todo”.
“Un tiempo estábamos en almacén, otro en ventanilla pagando al personal obrero, en biblioteca o brindando charlas al personal del servicio de limpieza. También estuve en Librería y, en estos tres últimos años, en la Oficina de Proyectos. Para mí, lo importante es el ambiente de trabajo que te permite aprender y desarrollarte profesionalmente. He conocido la idiosincrasia de cada persona y me ha ayudado a superarme”, señala.
Labor maternal y generosa
Uno de los principales encargos que ha tenido Emérita Morales en la Oficina de Proyectos es asesorar a 24 jovencitas, de los programas de Arquitectura, Ingeniería Civil, Ingeniería Industrial y de Sistemas e Ingeniería Mecánico Eléctrica, de Beca 18. Este trabajo fue realizado con mucha entrega, responsabilidad, dedicación y generosidad hacia sus asesoradas en la atención, seguimiento y monitoreo durante cada período académico.
“He visto que muchas estudiantes llegaban a buscarla a diferentes horas del día y cuando, por alguna razón les hacía falta, la buscaban en su casa, en días y horas no laborables. Asumo que esta labor, al final de su carrera en UDEP, es la que más le ha agradado, labrar en el corazón y razón de las asesoradas. Las ha tratado como a sus hijas y, sin duda alguna, le van a extrañar, señala el doctor Jorge Viera, jefe de dicha oficina.
Vocación de servir a los demás
Mercedes Fujihara, gerente de Gestión y Desarrollo del Talento Humano de la UDEP, quien fue una de sus jefas, precisa que Emérita es una persona muy identificada con el proyecto. “Su timidez no le impedía que su vocación de servir creciera, sobre todo cuando notaba que alguien afrontaba algún problema. Es una persona con muchos detalles, que actúa siempre pensando en los demás, sacrificando muchas veces, a pesar de sus dificultades, su tiempo, economía y salud”.
Como parte de su trabajo fue encargada de manejar las llaves y claves de la caja fuerte de UDEP. Recuerdo que, en las lluvias del año 98, se trabajaba corrido, un encargado olvidó guardar temprano una importante cantidad de dinero, Emérita se trasladó, desde la urbanización Las Mercedes, bajo torrencial lluvia, y a oscuras, pues eran épocas de apagones, para guardar el dinero. Al regreso, nos trasladaron en la camioneta de la Universidad, fue toda una travesía”, recuerda Mercedes.
Proyectos de vida
Emérita se considera una mujer de profunda fe cristiana y fiel seguidora de las enseñanzas de San Josemaría Escrivá. Todos los proyectos desarrollados en su vida los ha encomendado al primer Gran Canciller de esta Universidad. Por una afección a su salud no pudo culminar uno de los más importantes de su carrera: la Maestría en Gestión Educativa. Esta vez, espera retomar el tema y seguir trabajando desde fuera “apoyando a la UDEP que tanto me dio, y a mis niñas de Beca 18”, nos dice.
Ejemplo a seguir
En sencilla pero emotiva ceremonia, la doctora Susana Vegas, vicerrectora académica de la UDEP, le dedicó un merecido homenaje de despedida, diciéndole: “Debes sentirte satisfecha por la huella que estás dejando en la Universidad y por el respeto y gratitud que te has ganado a pulso en estos 40 años con nosotros. Ten la certeza de que tu buena disposición para el trabajo, tu responsabilidad, puntualidad, orden, preocupación por tus compañeros, entre otras virtudes que has demostrado en el desempeño de tus funciones en las oficinas de Tesorería, Librería, Biblioteca y Proyectos, han dejado una huella y ejemplo a seguir”.